De: Chit
Fecha: 16/10/2012 09:43:33
a.m.
Para: al_este_del_ed
Asunto: Así es
Jorge Laplata /Politica
|
La
realidad es que el gordo Lanada hizo lo que mejor sabe, lo mismo que hacia en
épocas de Menem, cuando era prestigioso y lo seguía un montón de gente y en
lugar de hablar seriamente del FMI y de las políticas neoliberales que nos
estaban llevando a la quiebra el tipo hablaba durante horas de la Ferrari del
presidente o chuceaba amigablemente al sindicalista Barrionuevo sobre sus bienes
personales.
Y acá es
mas de lo mismo, el escandalete vistoso que tape el fondo de la cuestión. ¿Qué
hizo el gordo pesetero? Se paseó ostentosamente en el aeropuerto con una carpeta
en la mano que visiblemente era un expediente de los Servicios de Inteligencia
de Venezuela. Como es lógico (en Venezuela, en China o en EEUU) lo demoraron
para ver de donde había sacado eso.
A mi
gusto el gobierno de Venezuela tendría que haber sido mas astuto, debieron
sacarle fotos al gordo y su carpeta, demorarlo y llamar ahí mismo a una
conferencia de prensa para explicar el tema.
“Ama sua, Ama llulla, Ama
quella”
De:
al_este_del_eden@googlegroups.com [mailto:al_este_del_eden@googlegroups.com]
En nombre de Alberto Rouzaut
Enviado el: Lunes, 15 de Octubre de 2012 11:07
Para: al_este_del_eden@googlegroups.com
Asunto: Re: {AEdE} Así es Jorge Laplata /Politica
Enviado el: Lunes, 15 de Octubre de 2012 11:07
Para: al_este_del_eden@googlegroups.com
Asunto: Re: {AEdE} Así es Jorge Laplata /Politica
Es bueno escuchar a ambos lados, Marcelo, pero más positivo
resulta verlo simultaneamente, yo vi la filmación del Embajador conversando con
lanata y la grabación del audio (cosas de praxis en una
embajada).
Link entrevista Embajador Argentino http://www.youtube.com/watch?v=Xg6YesMj3Zg
El gobierno venezolano niega que se le haya sustraido alguna
cosa de sus compus o fones (cosa que confirma después el mismo jefe de
producción del equipo de lanata). No he encontrado el video de la conversación
del Embajador con Lanata, pero yo lo vi, y elijo creerle al embajador que
es nuestro representante institucional en Venezuela.
Y lo de los treintamil desaparecidos y la similitud (que solo
el encuentra) entre lo que les sucedió y lo que le pasó a el en Venezuela la vi
en una entravista que le hicieron acá, en Argentina.
Acá tenés la oportinidad de verlo y escucharlo: http://www.youtube.com/watch?v=5gMzUBwuwG4
No creo que exista una conspiración internacional para
perjudicar, detener o secuestrar a un periodista bastante intrascendente. Se
movilizaron importantes personajes de nuestra embajada, de la cancillería de
Venezuela, del servicio de inteligencia de Venezuela, y.....¿todos mienten, solo
el gordito dice la verdad?, ¿el mismo gordito que puteaba después de informar el
triunfo de Chavez? ¿Y que después sale con que lo "secuestran y le roban" todo
lo grabado? (eso, desmentido por su propia gente).
Sabes una cosa?, yo no le creo nada.
Ubi dubium ibi
libertas
Saludos.
Alberto.
Alberto.
----- Mensaje
original -----
De: Marcelo
Lauret
Enviado: Lunes, 15 de Octubre
de 2012 09:52 a.m.
Asunto: Re: {AEdE} Así es
Jorge Laplata /Politica
El 15 de octubre de 2012 01:53, Chit
escribió:
Una
mujer con co#|@#s
“Ama sua, Ama llulla, Ama
quella”
Octubre de 2012
00:49
Para: El
Asunto: Así es Jorge Laplata /Politica
Para: El
Asunto: Así es Jorge Laplata /Politica
Excelente,
sí señor!
Aquí
tienes mi radio: En Winamp o cualquier otro que admita ADD-URL http://shoutcast.no-ip.org:8000 Si
quieres, puedes escribirme a radiomendita@yahoo.es
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= pilarin y
password = colasito
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de noche - La calle del Sombrerete (No te lo pierdas)
Documentales, en su mayoría del Canal Historia, en http://pilarin.sytes.net/Documentales/index.html
Una
visión de los viajes: http://pilarin.sytes.net/Viajar/index.html
(todavía
por terminar el desastre nambar guan... )
-------Original
Message-------
From: Alberto
Rouzaut
Date:
15/10/2012 5:37:18
Excelente
respuesta a las “acusaciones” que el gordo a esta altura más que infame le soltó
a Gabriela Cerruti
“Sabés qué,
no te creo”
Le gusta
decir que todos empezamos en el periodismo con o por él. Jamás perdería el
tiempo en discutírselo. En cambio, sí me gustaría que sepa –si no lo sabe aún–,
que tuvo mucho que ver con mi alejamiento de la
profesión.
Gabriela
Cerruti
Era
enero de 1997 cuando, con un poco de agudeza y mucho de azar, logré hacerle una
entrevista al represor Alfredo Astiz. El reportaje tuvo mucho impacto: allí
reconoció públicamente por primera vez su rol en el Terrorismo de Estado y dijo
aquella frase que luego se haría famosa: "soy el mejor preparado para
matar a un político o a un periodista."
La
entrevista publicada por la revista trespuntos –que dirigíamos junto a
Claudia Acuña y Héctor Timerman–, le valió a Astiz ser dado de baja de las
Fuerzas Armadas y enjuiciado por apología del delito. Causa por la que fue
condenado, después de un juicio oral, en un fallo ratificado por la Cámara
Federal y la Corte Suprema.
Hundido en la hoguera de vanidades y frustrado por no haber sido el autor de esa nota, Jorge Lanata defendió tanto a Astiz que terminó siendo convocado por el asesino como su testigo de defensa en el juicio oral.
Mientras
Lanata se ocupaba de descalificarme y defender al represor, los marinos
amenazaban a mi familia y a mí desde "La Cueva". Varias páginas de los escritos
de la defensa del ex marino se llenaron de citas del
periodista.
Lo esperé en tribunales el día del juicio oral en que debía presentarse a sostener sus afirmaciones, convocado por Astiz y su defensa. Pero Lanata a último momento envió un escrito diciendo que no concurriría porque estaba enfermo. No se presentó. La fiereza con que dos o tres periodistas hicieron valer en aquel momento supuestas reglas de un manual que decía que era más importante llevarse bien con un asesino que verlo preso, me ayudaron a pensar que ya había demasiadas cosas de cierta manera de comprender el periodismo que no tenían que ver conmigo. Que quería dar el debate público con libertad para comprometerme con mis ideas. Que quería dejar de ser una cronista de la realidad para pasar a intentar transformarla. Los insultos de Lanata de esta semana hablan claramente de quién es él, y son una muestra concentrada del tipo de periodismo que representa. Ninguna de las afirmaciones que enumeró son ciertas; ninguna. Ni la más nimia:
no entré
a Página/12 a los 18 años sino a los 22.
Mi papá,
Amado Ruggero a quien extraño con el alma, fue chofer desde los 14 años pero
jamás fue chofer de Antonio Cafiero, y creo que nunca lo conoció siquiera.
Cuando
dejé de leer para convertirme –según él– en analfabeta, me fui a Londres a
cursar un doctorado en Ciencias Políticas.
El
Jefe fue,
junto a Robo para la Corona de Horacio Verbitsky, uno de los libros
claves de la historia del periodismo político.
Y yo, la
"lobbista del menemismo", hice durante muchos años la tapa del diario que
él dirigía con mis crónicas y mis denuncias. ¿Nos enteramos ahora que su diario
era menemista?
Tratar de puta a la mujer que no se puede controlar es el postulado básico de la violencia de género. Aunque sea moneda corriente en nuestra sociedad insultarnos cobardemente con cosas que jamás le dirían a un varón, soy una militante de los derechos de la mujer y no voy a naturalizarlo. De ese punto, señor Lanata, hablaremos en tribunales cuando deba dar cuentas por injurias agravadas por violencia de género. No voy a responder en su lenguaje, aunque podría escribir un libro con anécdotas que todos conocemos y que lo han llevado hoy a que ninguno de los periodistas, productores o asistentes que formaron alguna vez parte de sus equipos de trabajo, quiera ya estar a su lado. Ninguno. Ni los que lo acompañaron en sus espasmódicos éxitos radiales o televisivos, ni los que abandonó en sus emprendimientos como XXI o Crítica, a los que desamparó en menos de dos años, sin indemnización y después de haberlos hecho renunciar, en muchos casos, a trabajos de toda la vida. Ninguno, a pesar de que ahora no sólo promete gloria sino también dinero y fama. El punto no son las vidas y las frustraciones personales, cada uno a vivir a su manera y a resolver como pueda sus desafíos. El punto es que es una manera de hacer periodismo, de concebir el periodismo, y de concebir por lo tanto también la cosa pública en el país. Durante el último año, amigos, colegas, gente en la calle, me han preguntado reiteradamente "¿Qué le pasó a Lanata? ¿Por qué cambió tanto?" Lamento desilusionarlos. Jorge Lanata no cambió nada. Siempre corrió detrás del dinero, las aventuras fáciles y la fama. Hoy, solamente, consiguió que eso se lo diera el grupo Magnetto y se convirtió así en su rehén. Un rehén inescrupuloso, que hace los deberes hasta la sobreactuación. Ese Página/12 que él dice haber fundado, era un colectivo en el que nos cruzábamos en los pasillos con Juan Gelman, Horacio Verbitsky, Eduardo Galeano, José María Pasquini Durán, Tomás Eloy Martínez, Osvaldo Soriano, Miguel Briante...tantos más. Fue una escuela de periodismo para mi generación y agradezco la posibilidad de haber podido pertenecer y contribuir. Pero él no compartía ese periodismo. Por eso se fue. Nos decía que había que aprender de Bernardo Neustadt si no queríamos quedarnos escribiendo en un diario que sólo leyeran los amigos. Él quería fama, y se fue a hacer un programa de televisión en el que, mientras se derrumbaba la convertibilidad y el país llegaba al 50% de pobreza extrema, se preocupaban por el profesor de tenis de Graciela Fernández Meijide y si los hijos del presidente comían sushi o tenían nuevas novias. Lo rodeaba un gran equipo periodístico, eximios y honestos investigadores, y eso, una vez más, lo salvaba de quedar tan en evidencia. El eje de ese periodismo es la banalización de la política; la construcción mediática de la antipolítica no como instrumento de cambio sino sencillamente como fórmula desestabilizadora de los gobiernos elegidos democráticamente. No importa si es desde el Maipo, la casa de Magnetto o el aeropuerto de Caracas: lo que importa es banalizar todo, igualar lo frívolo con lo profundo, indignarse por una cartera como si estuviéramos debatiendo la deuda externa.
Según
él, había que convencer a María Julia Alsogaray para que viniera a la fiesta de
los tres años de Página/12 en el Hotel Alvear porque nos daba glamour y nos
ayudaba a vender en Barrio Norte. ¿Qué
importaba si mientras tanto entregaba la telefonía nacional? Era un personaje
simpático. ¿A quién le importa que Cristina haya estatizado YPF? Lo que importa
es cuánto cuesta la suite presidencial del hotel de Nueva
York.
A veces, se cruzan límites. Pocas veces como hace unos meses, cuando por no ser invitado a una fiesta él dijo que estaba "desaparecido".
Y como
todo es un camino de ida en la vida de ciertos personajes, ahora los episodios
en el aeropuerto de Caracas son sobredimensionados al punto de compararlos con
un secuestro y 30 mil desaparecidos. No importa que a los desaparecidos los
desaparecieron. No importa que los secuestraron, los torturaron, parieron en
campos de concentración, les apropiaron los hijos, los tiraron al río.
"Estuvimos secuestrados en un pozo", dice Lanata. Y la memoria de
los chicos de la Noche de los Lápices secuestrados en el Pozo de Banfield clama
por decencia y respeto. O vaga por ahí, llena de vergüenza
ajena.
Decir mentiras, fabular, insultar, sin derecho a réplica. Los herederos de la escuela del "nunca dejes que la realidad te arruine una buena nota", que curiosamente conviven en el mediodía de radio Mitre. Es una ideología periodística. Por eso se desmoronan cuando alguien, sencillamente, les dice "No les creo. ¿Por qué debería creerles, si mienten siempre?" Hacen del periodismo una religión, una cuestión de fe: jamás una prueba, un documento. Hay que creerle porque es él, y grita más fuerte. Por eso le resulta inaceptable algo tan sencillo como "Sabés qué, no te creo". Nada más que eso. Porque se precipita el castillo de naipes armado en base a fábulas. Esta falta de escrúpulos es mano de obra barata para el grupo que lo utiliza como uno de sus instrumentos en su afán por seguir controlando el sistema de comunicación en la Argentina. Ya que no pueden inventar un candidato, como en otras épocas. Prefieren entonces sencillamente apostar a minar el sistema democrático. Desde allí se cuestiona no solamente un proyecto político en el país sino un clima de época en toda Latinoamérica. No es toda su responsabilidad. Él es sólo parte del engranaje. Lleva adelante un proyecto individual y cada uno con su vida hace lo que quiere. Yo elijo formar parte de un proyecto colectivo. Sentirme parte de una comunidad transformadora, alegrarme y penar con muchos, con iguales, con otros que sueñan los mismos sueños que hoy se hacen realidad. Por eso, porque cada uno con su vida hace lo que quiere, y yo soy parte de un proyecto colectivo transformador, cuando en medio de la alegría por el triunfo del proyecto popular en Venezuela se intenta tapar el cielo con las manos, tengo derecho a decir, por lo menos: "¿Sabés qué pasa? Yo a vos no te creo nada".
“Ama sua, Ama llulla, Ama
quella”
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El Objetivo: Seguir Creciendo en Paz |
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